jueves, 21 de enero de 2010

Colinas ardientes

Ardiente juventud

Foto en la que parece que se inspiraron para dibujar los carteles.

Carteles de Colinas Ardientes (español, americano e italiano), un western de los años cincuenta que es recordado más que nada por la explosiva pareja que lo interpretó: Tab Hunter y Natalie Wood, ambos muy jóvenes, que irradiaron una química más allá de la meramente interpretativa. He empleado la palabra explosiva, pero quizás había que emplear erótica. Un erotismo candoroso, juvenil y romántico, eso sí. Los dos aparecieron aquí en la plenitud de sus atractivos físicos.
Otro de los atractivos de Colinas ardientes fue el fantástico uso del paisaje: praderas abiertas, montañas lejanas e infinitas… retratadas en un estridente colorido y un espectacular cinemascope. La pareja de protagonistas y la utilización de estos recursos fueron los artífices de que Colinas ardientes conociera un importante éxito de público.
En realidad el argumento era lo de menos y la dirección de Stuart Heisler tan artesanal y convencional como tenía por costumbre. Pero merece la pena recordar estos carteles (el español, como siempre, el que más me gusta) y recordar a Natalie y a Tab.
Se dijo que entre ambos había surgido romance, algo poco probable ya que Tab Hunter se confesaría después homosexual. Pero el público siempre respondía positivamente al tópico de la pareja de actores que se enamora. En este caso hacían una espléndida pareja… al menos en la ficción.

2 comentarios:

  1. Natalie Wood siempre me ha encantado. Es esa chica que despierta ese espíritu protector que mezclado con su aparente y deliberadamente falsa ingenuidad crea en ella un cóctel explosivo. Aquí está preciosa y también me gustó mucho en "La pícara soltera".

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  2. Hola, dana. Perdona que no había visto tu comentario. Me pasa igual: Natalie Wood es una de mis debilidades. Todas sus interpretaciones, hasta West Side Stoty más o menos, son de chicas necesitadas de protección que despiertan una atracción entre sexual y paternal en el espectador masculino. La mejeor, a mi entender, es la de Esplendor en la yerba. Creo que precisamente en La pícara soltera ya empieza otro registro. Iba creciendo (o sumando años) y el cambio era obligado.

    Saludos.

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