miércoles, 28 de octubre de 2009

Buenos días, tristeza

Despertar a la vida
Buenos días, tristeza, fue la sensación literaria de los años cincuenta. Una novela escrita por una adolescente, Françoise Sagan, escandalizaba a medio mundo con las confesiones íntimas de una muchacha francesa que narra sus relaciones con su propio padre, las amantes de su padre, y lo que acabará siendo su primer amor. La novela, impregnada de un erotismo provocador para la época (con connotaciones incestuosas incluidas), no tardó en ser llevada a la pantalla por Otto Preminger.

La película no fue el éxito que se esperaba, pero descubrió a una jovencita, Jean Seberg, que no aprovechó toda la gloria que se le ponía por delante y sólo pudo dejar huella en otro Preminger, Juana de Arco, y en la mítica Al final de la escapada, de Jean Luc Goddard, para acabar siendo comparsa de… ¡Marisol! en un bodrio español titulado La corrupción de Cris Miller, película que mejor sería no recordar que estaba dirigida nada menos que por el Juan Antonio Barden de Muerte de un ciclista y de Calle Mayor. La Seberg no fue capaz de superar su fracaso y víctima de una depresión se quitó la vida algunos años después.
Pero aquí, de lo que se trata es de admirar la calidad de los carteles que se hicieron para publicitar esos buenos días que le dio a la tristeza, en la versión cinematográfica de la novela de Françoise Sagan. Observemos que en el reparto está la Mylène Demongeot que ya hemos “biografiado” en el blog hermano de éste, Cinebiografías.
De arriba abajo, cartel italiano, francés y español. Obsérvese que en el cartel francés se da prioridad a la imágen y, en cierta medida, al nombre, de... Mylène Demongeot, en la película con un papel simplemente secundario.

2 comentarios:

  1. Efectivamente,Scotty,algunas películas que no tuvieron gran éxito sus caratulas si que merecían un aparte por su calidad y es este caso.

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  2. Antonio, eso pasa de forma muy evidente con los carteles de los sapguetti western (o paella western)cyuos carteles son verdaderas maravillas que incitaban a ver unas películas verdaderamente insignificantes o, directamentem malas.

    Saludos.

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