sábado, 31 de octubre de 2009

Cleopatra

Una película faraónica, con un gasto faraónico
Carteles de Cleopatra, versión de Joseph Mankiewicz, que fue su día la película más cara de la historia del cine y que todavía hoy sólo ha sido superada en coste por Piratas del Caribe, ateniéndonos al gasto y al valor del dinero en cada época.

La película, que fue comenzada por Robert Maomulian y con Dorthy Dandrige, Peter Finch y Stephen Boyd como protagonistas, acabó e con un equipo artístico totalmente diferente, descartándose lo rodado hasta entones.
Además, durante el rodaje, Liz Taylor enfermó y hubo que suspender durante meses. Haciendo ésta película se conocieron Liz Taylor y Richard Burton iniciándose una historia de amor que duró hasta la muerte del actor, con intervalos de varios divorcios y nuevos casamientos. La película fue un importante éxito artístico y de público, pero no logró recuperar la enorme inversión que generó su rodaje y estuvo a punto de llevar a la ruina a la Fox.

Carteles de USA, Italia y España

miércoles, 28 de octubre de 2009

Buenos días, tristeza

Despertar a la vida
Buenos días, tristeza, fue la sensación literaria de los años cincuenta. Una novela escrita por una adolescente, Françoise Sagan, escandalizaba a medio mundo con las confesiones íntimas de una muchacha francesa que narra sus relaciones con su propio padre, las amantes de su padre, y lo que acabará siendo su primer amor. La novela, impregnada de un erotismo provocador para la época (con connotaciones incestuosas incluidas), no tardó en ser llevada a la pantalla por Otto Preminger.

La película no fue el éxito que se esperaba, pero descubrió a una jovencita, Jean Seberg, que no aprovechó toda la gloria que se le ponía por delante y sólo pudo dejar huella en otro Preminger, Juana de Arco, y en la mítica Al final de la escapada, de Jean Luc Goddard, para acabar siendo comparsa de… ¡Marisol! en un bodrio español titulado La corrupción de Cris Miller, película que mejor sería no recordar que estaba dirigida nada menos que por el Juan Antonio Barden de Muerte de un ciclista y de Calle Mayor. La Seberg no fue capaz de superar su fracaso y víctima de una depresión se quitó la vida algunos años después.
Pero aquí, de lo que se trata es de admirar la calidad de los carteles que se hicieron para publicitar esos buenos días que le dio a la tristeza, en la versión cinematográfica de la novela de Françoise Sagan. Observemos que en el reparto está la Mylène Demongeot que ya hemos “biografiado” en el blog hermano de éste, Cinebiografías.
De arriba abajo, cartel italiano, francés y español. Obsérvese que en el cartel francés se da prioridad a la imágen y, en cierta medida, al nombre, de... Mylène Demongeot, en la película con un papel simplemente secundario.

lunes, 12 de octubre de 2009

Cuentos de la Alhambra

Las mil y una noches... en Granada

Tres carteles impagables de la película de 1950 Cuentos de la Alhambra. Hubo otras versiones del clásico de Washington Irwing (hasta hubo una con... ¡Merle Oberon! y Francisco Rabal), pero ésta es la más entrañable. La gitanilla que se inventa mil y una tretas para que su padre no la case con viejo payo acomodado no podía ser otra que Carmen Sevilla. Y es que, Carmen Sevilla era la quintaesencia de la belleza, la gracia y el desparpajo de las andaluzas y, por ende, fuera de España, de las españolas.

Ya hemos visto más abajo que también le hizo carantoñas y gracietas a Vittorio de Sica, para regocijo del público adicto a Pan, amor y... Y es que, Carmen Sevilla pasará a la historia del cine español como la más genuinamente española (andaluza), a la vez que internacional, de todas las "mi arma" que fueron, desde la posguerra hasta ahora mismo. No es casualidad que todavía la veneremos siendo una viejecita llena de juventud, como inefable presentadora de un programa de televisión, donde nos trae al recuerdo con su inmarchitable gracejo el cine más casposo de su tiempo.
Pero bueno, se trata de comentar los carteles y aquí se comentan solos. tres preciosidades de una misma película, dibujados en la frontera de los estilos que imperaban hasta finales de los cuarenta, y el comienzo de una nueva concepción "más moderna" del cartel, que nacía justo al principio de los cincuenta.

A pleno sol

La justicia en manos del azar
Aquí, el cartel español de la gran película de René Clement, A plenos sol, acompañado del cartel inglés realizado para una reposición del año 1997. Podemos ver perfectamente el cambio de estilo de los años sesenta, hasta el de los 90. Ya se utiliza en la segunda la fotografía para confeccionarlos, pero todavía se conserva el regusto por la composición y la simetría. Aun pudiera muy bien ser pintado. Hoy, diez años después, la concepción del cartel de cine ya es muy diferente.
A plenos sol fue un exitazo mundial y la consagración definitiva de Alain Delon. Como sabemos, se basaba en la novela de Patricia Highsmith El talento de Mr. Ripley que fue versionada no hace demasiado por Anthony Minghella, con Matt Damon en el papel que hizo Delon, y Jude Law, en el que hizo Maurice Ronet. Siendo ésta última una buena película, la de René Clement la superaba con creces. Una maravilla que no se puede dejar de ver.

domingo, 11 de octubre de 2009

12 hombres sin piedad

Las incertidumbres de la Justicia
Estamos ante una obra maestra del cine. Doce hombres sin piedad fue el debut en la pantalla grande del director Sidney Lumen. Adaptaba una obra teatral en la que un jurado debe decidir si un reo es culpable de asesinato. Todos los actores que intervinieron en ella acabaron siendo grandes, si ya no lo eran, como el impresionante Henry Fonda.

Vemos en el reparto a Ed Begley, padre de Ed Begley, Jr. Al que actualmente podemos ver en la obra maestra de Woody Allen, Si la cosa funciona.

El cartel español, de nuevo, mejor que el original americano. ¡Qué grandes eran los cartelistas españoles!

El graduado

Ésta suegra es un demonio

En 1.967 la sensación en las pantallas de medio mundo fue El graduado. Para la época, esta película era un atrevimiento. No digamos para España, inmersa en plena dictadura franquista. Aun así la película fue estrenada con la calificación expresa de gravemente peligrosa, advertencia que se hacía desde las iglesias a la ciudadanía para que optara por pecar, o no pecar, viendo, o no viendo la película. Por supuesto, estaba prohibida la entrada a los cines a los menores de 18 años.
Qué muchacho de la época no se quiso identificar con Dustin Hoffman, puesto en el dilema de ponerle los cuernos a su novia con su madre, o sea, su suegra, una lagartona atractiva e inmoral que se había propuesto pasarlo por la piedra antes que su propia hija, con música de fondo de Simon y Garfunkel.
Vista hoy la película, ni es una maravilla cinematográfica, ni turbaría a ningún muchacho en semejante situación de lo absolutamente ingenua que es en sus planteamientos. ¡Qué tiempos aquellos!
Pongo dos carteles: uno americano y otro español.

La muchacha que sabía demasiado

¡Qué susto más rico!

En el 63, Mari Bava estaba en pleno apogeo de éxito con sus personalísimos giallos, donde las protagonistas de sus películas eran acosadas implacablemente por el asesino misterioso de turno. La sangre y el sadismo, la tensión constante en las persecuciones (preferiblemente nocturnas y por calles oscuras y solitarias, o en casas alistadas e igualmente vacías) eran la nota recurrente siempre, además de un uso estridente del color con intensos azulados nocturnos y rojos estridentes que eran usados como obvia simbología de la sangre, muy abundante, que inevitablemente acabada ofrendando la desvalida señorita elegida por el asesino.

Eran (son) películas hechas para disfrutar, dando rienda suelta a los instintos más reprimidos del espectador. ¡Qué susto más rico!, se podría decir. Bava fue el creador de un género que tuvo infinidad de seguidores. Darío Argento puede ser su más aventajado alumno, pero estaban también directores como Lucio Fulci, Umberto Lenzi y otros que no se quedaban cortos. En España, el género arraigó con fuerza y tuvimos también grades películas adscritas al modelo giallo, con directores como el argentino León Klimowskly, Lara Polop o José Ramón Larraz, entre bastantes más.
El cartel de La muchacha que sabía demasiado es lo bastante ilustrativo.

jueves, 8 de octubre de 2009

Pan, amor y... fantasía, celos y Andalucía

Pan, amor y erotismo, en los años cincuenta

Pan, amor y fantasía fue un gran éxito del cine italiano a escala mundial y lanzó al estrellato a Gina Lollobrígida. Explotaba las cándidas esencias raciales de la Italia rural de entonces, los años cincuenta, contrapuestas a las intrigas que las gentes de la ciudad despliegan para conseguir según qué fines. Aquí un Jefe de carabineros enamorado de una rebelde y ruda campesina, la Gina (como se la llamó desde entonces), y sus subterfugios –divertidísimos, claro-, para llevarse al huerto, nunca mejor dicho, a la explosiva campesina de temperamento rebelde.
Fue tal el éxito de la película, que tuvo una continuación explotando los mismos recursos, que se llamó Pan, amor y celos. Y como el filón todavía podía dar más de sí, sobre todo en España donde las dos películas habían sido una sensación, pues se ideó seguir con el rollo en nuestro país. La temperamental y racial paisana no podía ser en España otra que Carmen Sevilla. De todos modos, el filón ya debería estar agotado pues no tuvo, ni de lejos, la repercusión popular de las dos películas italianas.

También pongo dos carteles distintos de los panes y amores españoles (andaluces), por ser muy ilustrativos. Como podemos advertir, al ser una coproducción, los carteles difieren no sólo en el diseño, que resaltan sutilmente características propias del país a que se dedica su exhibición, si no que, y esto es lo importante, en el español, se resaltan los nombres de los actores españoles, y en el italiano, el de los actores italianos. A mi, personalmente, me gusta más el cartel español.
Pero aun no había acabado el filón de los panes y de los amores. Todavía quedaba que Sofía Loren luciera con cuatro trapos encima viéndose acosada (elegante y divertidamente, eso sí) por el viejo verde de Vittorio de Sica. Pues nada: ésta vez ponemos en el título la frase célebre de "pan, amor y", le añadimos puntos suspensivos y que cada espectador le ponga la coletilla que prefiera. Mi título personal para la peli de la Loren sería: Pan amor y... pechugona.

martes, 6 de octubre de 2009

El amor llamó dos veces

Entre dos amores
Esta película d George Stevens va de una muchacha que tiene que compartir piso con dos hombres... y tiene que elegir. Fácil adivinar con cual de los dos se queda ¿no? Es del año 1.943 y ganó el óscar al mejor actor de reparto para Charles Coburn.

Un cartel español muy típico de la época, con los rostros de los protagonistas en primerísimo plano iluminados de amor.

domingo, 4 de octubre de 2009

Robinson

Los mejores años de Horst y Romy
Titulada tambien Robinson no debe morir, ésta película alemana de 1.957 unía a los dos actores más famosos del país en sus máximos momentos de esplendor físico (aunque Romy era austríaca de nacimiento), en una historia sobre unos manuscritos de Robinson Crusoe, encontrados después de su desaparición. Un cartel muy bonito, de una película que es toda una rareza.