Tres carteles impagables de la película de 1950 Cuentos de la Alhambra. Hubo otras versiones del clásico de Washington Irwing (hasta hubo una con... ¡Merle Oberon! y Francisco Rabal), pero ésta es la más entrañable. La gitanilla que se inventa mil y una tretas para que su padre no la case con viejo payo acomodado no podía ser otra que Carmen Sevilla. Y es que, Carmen Sevilla era la quintaesencia de la belleza, la gracia y el desparpajo de las andaluzas y, por ende, fuera de España, de las españolas.
Ya hemos visto más abajo que también le hizo carantoñas y gracietas a Vittorio de Sica, para regocijo del público adicto a Pan, amor y... Y es que, Carmen Sevilla pasará a la historia del cine español como la más genuinamente española (andaluza), a la vez que internacional, de todas las "mi arma" que fueron, desde la posguerra hasta ahora mismo. No es casualidad que todavía la veneremos siendo una viejecita llena de juventud, como inefable presentadora de un programa de televisión, donde nos trae al recuerdo con su inmarchitable gracejo el cine más casposo de su tiempo.
Pero bueno, se trata de comentar los carteles y aquí se comentan solos. tres preciosidades de una misma película, dibujados en la frontera de los estilos que imperaban hasta finales de los cuarenta, y el comienzo de una nueva concepción "más moderna" del cartel, que nacía justo al principio de los cincuenta.
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