- Fatídico visón
Una prostituta tiene un ataque de dignidad y quiere dejar de cobrar a un cliente fijo del que se enamora. Cuando, dispuesta a redimirse, trata de conseguirlo, la mujer de él desbarata sus planes y, la pobre, no pude soportarlo más, sufre lo indecible y acaba en tragedia. Y todo se lía por un fatídico abrigo de visón. En esos años, la que se dedicaba al oficio más viejo del mundo no tenía posibilidad de redención, al menos en el cine
La película es de una medianía aplastante, pero la Taylor embelesó no sólo a las plateas sino que los miembros de la Academia del Cine la votaron en masa y le concedieron un óscar a la mejor actriz. Más bien sería al mejor cuerpazo y a la más guapa. Y eso que la aceptó ssolo para que le dieran trabajo a su entonces marido, Eddie Fisher. Años después Liz Taylor conseguiría otro óscar, esta vez menos cuestionable, por su papel en el traslado a la pantalla un dramón del dramaturgo Edward Albee, ¿Quién teme a Virginia Wolf?, donde tambien coincidió con otro marido, Richard Burton.Carteles Español, americano e italiano de la película. En Francia y en Italia la titularon La venus del visón. Muy original. Para mi gusto, como casi siempre, el mejor es el español.
Famosa comedia de 1953 en la que tres chicas dedican todos sus esfuerzos y sus artimañas para cazar un marido rico. Naturalmente, acabarán entendiendo que el amor es más importante que el dinero antes de llegar a las últimas consecuencias.

Aquí, carteles de la última película firmada por el gran Raoul Walsh. Un western en estado puro que fue mal acogido por la crítica, pero que a día de hoy está plenamente reivindicado. Se le criticó que tuviera un reparto demasiado “blando” para unos personajes que destilaban una gran rudeza. El argumento, la conquista del lejano oeste, habla por sí solo de que los hombres y mujeres de aquellos tiempos y lugares no podían ser encarnados por actores que estaban más que vistos en películas y series de televisión que contaban cosas de los niñatos de los años sesenta.
Troy Donahue era uno de los máximos ídolos de las jovencitas en películas como Parrish o Summer Place (en España, En una isla tranquila, al sur). Suzanne Pleshette era otra jovencita en la misma onda, cuyo papel más recordable es el de la maestra enamorada de Rod Taylor que acaba picoteada hasta morir en Los pájaros, de Hichcock. Diane McBain, tres cuartos de lo mismo: se lanzó como respuesta a jovencitas ingenuas que ya dejaban de serlo (su modelo más evidente fue Carroll Baker) e, incluso, se la intentó transformar en una réplica de la mismísima Marylin Monroe.
Aun teniendo -es verdad-, a unos actores tan inadecuados, Una trompeta lejana fue un dignísima despedida del cine del gran Raoul Walsh. Estamos ante un western lleno de brío en el que un oficial del ejército americano se debate entre el deber y dos mujeres (una de ellas casada) donde los paisajes y el uso del sistema panavision jugó un papel decisivo en su acabado. Eran tiempos en que la fotografía de cine se cuidaba tanto o más que otros apartados de la producción. El panavision estaba en pleno apogeo y aquí luce esplendoroso.
Las tres caras del miedo es un film de culto de Mario Bava, un director que tiene el honor de haber iniciado todo un género cinematográfico, el ”giallo”, con la emblemática Seis mujeres para el asesino, cuyos carteles vamos a poner aquí también.
Estamos ante una película de sketches que aborda tres historias de terror ambientadas en distintas épocas. Fue, en el momento de su estreno, toda una sorpresa.
Terrorífica a la manera más clásica, de suspense insoportable y de terror psicológico según cada sketch, los tres son pequeñas obras maestras del género.
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